Me presento carente,
ajeno,
presentando reverencias
a la muerte,
rechazando la extinción de mis huesos.
Levanto esta copa;
teosofía de remordimientos,
presentes amortiguados por la ebriedad.
No hay empatías
para los pasos desvaídos,
rizos en una corriente;
todo más allá de la primera aserción.
Me convoco desértico,
vacante,
aceptando los últimos efluvios,
coordinando mi ruta hacia la nada.
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