sábado, 1 de noviembre de 2014

Perdedores de sonrisa fácil


Sin espalda,
sin luz en
las esquelas oficiales.
Siendo otra vez hijos de la ira,
el puño cerrado miente
la deslengua de la puerta;
éxtasis de la longitud contigua,
los muertos saludan al poliuretano
envejecido.
Y entonces,
 puta tecnocracia
que nos robó el acento,
que negó idiolectos,
sigue el ritmo.

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