Otra vez hijos de la ira;
el puño cerrado miente
la deslengua de la puerta.
Éxtasis de la longitud contigua,
de muertos hijos de uralita envejecida.
Y de pronto ya no me estoy
en predicados nominales,
olvidado, siempre olvidado.
Como poeta, como pobre,
auxiliado en desposiciones y estadísticas.
Y sí,
el frío de las conjunciones
hace inútil el lloro
de mitólogos que se acercan
a esta oscuridad
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola. Paso a dejarte un saludito. Suerte en tus proyectos.
ResponderEliminarDesde Mi Poemario Vritual, Besos***